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Los efectos colaterales del desplome de ICA

Son 1,500 los proveedores que esperan pagos de ICA por más de 6,000 millones de pesos, la mayoría pequeñas y medianas empresas sin poder de negociación.
mar 12 julio 2016 03:46 PM
Línea 12 a cargo de ICA
Línea 12 a cargo de ICA - (Foto: Pablo Cava)

Cuando ICA celebró su aniversario 65 con el relevo generacional de Alonso Quintana en la dirección de la empresa y grandes planes de inversión en el mundo, Bernardo Quintana Isaac, presidente del Consejo de Administración, decía a Obras: "Vienen tiempos de decisiones importantes. Decisiones estratégicas para elegir dónde invertir, en qué momento desinvertir y qué estrategias debemos impulsar para competir por proyectos y penetrar más en países de América Latina". No se equivocó. Pero las decisiones no fueron las acertadas.

La constructora enfrenta hoy su peor crisis financiera en 69 años de vida: la primera, recién nacida en la década de los 50, luego en 1994 y en 2003. En todas estuvo en riesgo de quiebra, y sobrevivió. La firma que fundó Bernardo Quintana Arrioja en julio de 1947, ahora en reestructura, ya generó un efecto 'remolino' en el sector de la construcción, y para los gobiernos federal y estatales.

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El gobierno "deberá disponer de presupuesto no previsto para terminar las obras que ICA no pueda concluir por falta de recursos", dice Juan Carlos Minero, director de Inversiones de Black Wall Street Capital Partners. Un ejemplo es la autopista Barranca Larga-Ventanilla en Oaxaca, cuya concesión ICA prevé devolver al gobierno federal si no le dan más dinero, "dado que no es viable completarla", menciona la constructora en el plan de negocios que presentó el pasado 17 de junio.

También "se está llevando entre las piernas a un montón de empresas", advierte Minero. Según cifras de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), son 1,500 proveedores –300 socios suyos– que esperan pagos por 6,173 millones de pesos (mdp).

La mayoría son pequeñas y medianas empresas (pymes) que "no tienen mucho poder de negociación como acreedores, y está muy difícil que puedan cobrar", afirma Gabriel Himelfarb, analista de Masari Casa de Bolsa. "Cemex tiene cuentas por cobrar con ICA, pero no van a quebrar porque no le paguen", dice. En cambio, muchas pymes sí están en riesgo, advierte Minero. "En este momento, quien depende de cobros de la empresa tiene la opción de recortar personal o solicitar un préstamo, si no es que ya se dio por muerta".

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Gustavo Arballo, presidente de la CMIC, asegura que ICA tiene la disposición de pagar. El año pasado, "de manera extraoficial", incluso pensó en la creación de un fideicomiso, asegura. La idea era: 'si me deben de una obra determinada y de allí yo le debo a su vez a otros proveedores, a lo mejor generamos un fideicomiso, y peso que llegue, peso que se distribuye', relata.

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La propuesta no prosperó. Sin embargo, demuestra la voluntad de la empresa. "No ha cerrado las puertas. Si no cumple no es porque no quiera, sino porque no puede", dice el líder del sector.

Pérdida de confianza

Con una deuda consolidada de 62,498 mdp hasta el primer trimestre del año –de los cuales 29,000 mdp son adeudos de corto plazo–, ICA respiró al lograr un crédito por 215 millones de dólares (mdd) del fondo de inversión Fintech Europe, como parte de su plan de negocios para los próximos 5 años.

También anunció la venta de algunos de sus negocios –como las dos prisiones y su división inmobiliaria de VivaIca– para obtener más recursos que invertir en sus obras en México, exclusivamente.

Este anuncio empujó 20.34% el precio de su acción, que el lunes 20 de junio alcanzó los 3.55 pesos. Pero no alcanza para sanar la confianza en la empresa, que desde 2015 debe 37 mdd a los tenedores de bonos. Este incumplimiento también tuvo un efecto colateral en el sector de la construcción y en su relación con las instituciones de crédito, dicen los analistas.

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"Ahora otras empresas quizá tengan más dificultades para encontrar fondeo bancario o tal vez deberán recurrir a otras opciones de capitalización, como algún tipo de deuda estructurada o algo que dé un poquito de más seguridad a los bancos", dice Sandra Beltrán, analista líder de Grupo ICA en la calificadora Moody’s, que en diciembre bajó la calificación de la firma de B2 a CAA3 con perspectiva negativa.

Arballo, de la CMIC, coincide en que la sangría financiera de ICA ha tenido un efecto en 'cascada'. "Si le debe a una empresa, ésta a su vez le va a deber a sus proveedores y todos tendrán que recurrir a apoyos y créditos en menores escalas", dice.

Esta situación "sí contaminó" al sector, pues ocasionó que el sistema financiero perdiera confianza en las empresas constructoras. "Los bancos dicen: si estás en la construcción no te presto porque eres de alto riesgo. O te presto con garantía de por medio, como tu casa, tu terreno, tu planta o lo que sea", afirma.

Sebastán Nogueira, presidente del sector de la construcción de Canacintra coincide en que los bancos están siendo "demasiado precavidos" con los proyectos que financian.

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Pero el caso ICA no es más que un síntoma que afecta a muchas empresas del sector, "que nadie voltea a ver y que no tienen posibilidades de crecer por la falta de oportunidades", advierte Arballo.

Alejandro Ruiz, socio líder del sector construcción de la consultora KPMG, asegura que solo en 2015 la inversión original en infraestructura se redujo 17.4%, lo que implicó el retraso en obras previstas. "Incluido el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, que se suponía iba a ser un gran motor para constructoras grandes", dice. Entre ellas está ICA, que ganó un contrato para la construcción de caminos de acceso a la zona del edificio terminal de la primera etapa. "Estos retrasos han complicado el apalancamiento para las empresas", explica.

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Pero también complican el futuro de los proveedores de la industria de la construcción, agrega Nogueira, de Canacintra. "Si no estamos detenidos, sí estamos trabajando a 35% de la capacidad instalada, en el mejor de los casos".

La empresa padece los efectos de un sexenio "atípico" en infraestructura, dice Marco Medina, analista del banco Ve por Más: por el recorte en la inversión y el impacto de la depreciación del tipo de cambio en su deuda en dólares, que aumentó hasta 30% sólo por el efecto cambiario.

Moody’s espera, por lo pronto, "una indicación más sólida de la empresa para saber hacia dónde se están moviendo los acuerdos con los tenedores", dice Beltrán, porque mientras más rápido lleguen a acuerdos, más oportunidades de recuperación habrá para los tenedores de bonos.

Hoy la esperanza de ICA descansa en su director general, Luis Zárate. Arballo, de la CMIC, confía en la "capacidad de negociación, conocimiento profundo de la empresa y excelentes relaciones" de Zárate, a quien augura un buen desempeño para enderazar la empresa.

 

Consulta aquí la nota completa en la revista Obras, edición 523.

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